Uno de los elementos clave que se ha debatido tras el apagón es si la existencia de sistemas de almacenamiento (baterías) habría podido amortiguar el impacto. Desde Bornay, su CEO aclara que las baterías podrían haber ayudado, pero matiza que no deben verse como la única solución. Juan de Dios Bornay aboga por el principio de hibridación energética, es decir, combinar diversas fuentes —solar, eólica, hidráulica, nuclear y ciclos combinados— para garantizar el equilibrio del sistema. Si un porcentaje elevado de la generación proviene de una sola fuente, como la solar, cualquier fallo -apunta Bornay- puede desencadenar "una caída en cascada, como ocurrió en este caso". Por otro lado, Juan de Dios subraya la necesidad de mejorar la gestión del mix energético. En el modelo actual, las energías limpias, como la solar, tienen prioridad de entrada por ser más eficientes y menos contaminantes, mientras que otras tecnologías, como la nuclear, no pueden modificarse a corto plazo, mientras que el ciclo combinado o el hidráulico sí pueden ser activadas rápidamente. Con todo, el directivo de la empresa decana del sector renovable nacional critica que “la falta de reacción con otras fuentes disponibles agravó la crisis”.
El director ejecutivo de Bornay apela también a la responsabilidad en la gestión técnica de Red Eléctrica, cuya presidencia -recuerdan desde la empresa- ha sido cuestionada en varios medios por su falta de experiencia técnica. Según Juan de Dios Bornay, decisiones como los actuales límites técnicos de desconexión de inversores solares (por debajo de 208 V) han favorecido el efecto dominó que provocó la caída masiva del sistema. “Si un inversor se desconecta, baja la tensión y eso provoca que otros también lo hagan. Es una reacción en cadena”, explica, proponiendo una revisión normativa para que la red soporte tensiones más bajas antes de desconectar.
Respecto a las infraestructuras, Juan de Dios Bornay observa que las compañías eléctricas no están invirtiendo lo suficiente, escudándose en normativas que limitan la inversión al 0,065% del PIB, aunque ninguna de ellas ha alcanzado ese límite. Además, advierte que las mejoras estructurales acaban siendo pagadas por los usuarios, mientras la propiedad sigue siendo de las compañías.
Desde la compañía se propone también incentivar el autoconsumo con baterías domésticas, que permitirían almacenar energía durante el día y consumirla por la noche, controlando, de esta manera, el vertido a la red. Bornay insiste en que esto representaría el autoconsumo real y que su generalización reduciría significativamente la presión sobre la red eléctrica.
En cuanto a la interlocución con el Gobierno, reconoce que los técnicos del sector renovable sí son escuchados, pero que la administración necesita mayor agilidad y menores condicionamientos por parte de los grandes lobbies eléctricos. “Hace años se frenó el autoconsumo porque no cabía más en la red. Se habló de baterías para equilibrar los vertidos, pero tres años después seguimos igual”.
Sobre las posibles soluciones para evitar nuevos apagones, Bornay sugiere una mejor supervisión técnica del sistema por parte de Red Eléctrica, más agilidad normativa y una apuesta decidida por modelos energéticos distribuidos y locales. En lugar de grandes plantas solares, desde la empresa abogan por pequeñas instalaciones en polígonos, cubiertas y hogares, "que suponen menos pérdidas por cableado y menor saturación de la red".
Finalmente, al CEO de Bornay le hubiera gustado una comunicación institucional sobre el apagón más clara. “La ciudadanía necesita una explicación técnica creíble y adecuada a su lenguaje, dejando de lado declaraciones con mayor contenido político. Lo que ha pasado se sabía que podía ocurrir y, seguramente, se podía haber evitado”, concluye.
Después de dos días del apagón y con su experiencia en el sector y toda la información que se ha dado, ¿qué considera que ha ocurrido realmente? Es decir, ¿qué cree que provocó el fenómeno de la de la fluctuación de la red, que es lo que todo el mundo se pregunta?
Más que provocarlo, creo que lo que ha pasado es fruto de la acumulación de errores de planificación en lo que a la estrategia eléctrica se refiere. Lo hemos hablado en más de una ocasión. Todo ha ido muy rápido: de la nada en renovables a una conexión a red, cuyas cifras en autoconsumo crecieron exponencialmente en el año 2022, pero con planificaciones y criterios mejorables.
En Bornay venimos del sistema aislado y siempre hemos defendido que las baterías eran necesarias, o al menos una parte de la solución. El autoconsumo, tal y como se ha estado haciendo, ha estado, en cierta medida, descontrolado y, en determinados casos, sin sentido. Mucha gente genera energía cuando no la está usando y luego consume por la noche, cuando no se está produciendo, lo que implica que no estás autoconsumiendo, estás generando y vertiendo a la red sin control ni ahorro real.
Se ha comentado que si la red tuviera un sistema de baterías, en caso de caída de la fotovoltaica, se podría haber reequilibrado. ¿Esto es correcto?
Sí y no. No se trata de culpar a la fotovoltaica ni de poner a las baterías como solución única. Lo importante es lo que siempre decimos: hibridación. Necesitas varias fuentes de energía y equilibrio entre ellas. Si el 70% de la producción es fotovoltaica y falla, cae todo el sistema en cascada.
Pero si tienes un mix equilibrado —solar, eólica, hidráulica, nuclear, ciclos combinados—, cuando una falla, otra puede sostener el sistema. En este caso, ha fallado tanto el exceso de dependencia de la fotovoltaica como la falta de respuesta con otras tecnologías. Se podría haber parado la fotovoltaica sobrante antes y activado otros sistemas, como el ciclo combinado o el agua.
Una curiosidad: ¿qué papel juegan los grandes operadores en el mix energético?
En la normativa hay una preferencia por las energías menos contaminantes y más eficientes. Por eso, la fotovoltaica tiene prioridad. Luego hay tecnologías como la nuclear, que trabaja de manera continuada y requiere mucho tiempo para arrancar o parar, así que se tiene que planificar con mucha antelación.
En cambio, el ciclo combinado o el hidráulico se pueden arrancar casi instantáneamente. Y como ni el sol ni el viento dependen de las personas, se puede parar la generación, pero no arrancarla a voluntad.
Y otra cuestión es que los responsables últimos de la toma de decisiones en estos casos, deben ser personas con gran conocimiento de todo el conjunto, ya que requieren de capacidad para la toma de decisiones técnicas.
¿Y qué pasa con las normas técnicas? Por ejemplo, cuando se desconectan los inversores…
La normativa actual indica que si la red baja de 208 voltios, el inversor se desconecte. Pero eso provoca un efecto dominó: uno se desconecta, la tensión baja más, y se van desconectando más. Si la norma fuera más permisiva por debajo, aguantar hasta 180, por ejemplo sería una mejora interesante. Por arriba sí tiene sentido ser más estrictos, porque cuando hablamos de alta tensión se pueden dañar infraestructuras.
¿Qué aspectos del sistema eléctrico cree que son mejorables?
Se ha hablado mucho de infraestructuras. Las compañías dicen que no pueden crecer porque no tienen capacidad de evacuación. Pero tampoco invierten porque hay una normativa que limita la inversión al 0,065% del PIB.
Sin embargo, pese a esa queja, ninguna compañía ha alcanzado ese límite. Y cuando un usuario pide una instalación, como cambiar un poste o un cableado, se lo hacen pagar a él. Las mejoras siempre recaen en el usuario, pero luego la infraestructura sigue siendo de la compañía.
¿Cree que el Gobierno debería facilitar que las instalaciones de autoconsumo doméstico tengan baterías?
Totalmente. Sería ideal que se incentivara que cada casa tenga su pequeña batería. Así se almacena la energía para usarla por la noche, sin necesidad de verterla a la red. Eso sí sería autoconsumo real.
¿El Gobierno debería escuchar más a los técnicos de asociaciones del sector renovable como APPA?
Yo creo que nos escuchan, pero siempre hay un lobby con mayor poder al que, probablemente, escuchan más. El verdadero problema es la falta de agilidad administrativa. Hace años se frenó el autoconsumo porque no cabía más energía en la red. Se habló de baterías como siguiente paso, pero tres años después seguimos igual. Lamentablemente, cambiar una normativa puede tardar diez años.
¿Cómo se puede evitar que se repita un apagón como este?
No lo sé. La solución pasa por controlar mejor el sistema, por parte de Red Eléctrica, y por actuar antes cuando se detectan señales de alarma. También por acelerar los cambios y las normativas y que la administración sea más ágil y menos burocrática.
Y además, las compañías privadas tienen su propia lógica. Si solo producen con fotovoltaica, no puedes culparlas por no tener ciclos combinados. Al final, tú como Gobierno, de alguna manera, has permitido que todo esto ocurra sin regulación adecuada.
¿Cree que ha faltado claridad en la explicación del apagón?
Sí. La ciudadanía necesita información clara, técnica y adaptada a su lenguaje. Quienes estamos en el sector sabíamos que esta situación se podía llegar a producir.
Finalmente, ¿considera que quizá es mejor apostar por el autoconsumo local, en vez de grandes plantas?
Exacto. En vez de montar una planta de 12 megas en una pequeña población, mejor montar 12 cubiertas de un mega en un polígono, o en una urbanización. Ahorras en cableado y evitas saturar las infraestructuras. Es más lógico y, desde luego, más sostenible.
Las credenciales de un clásico
Bornay es una empresa de raíz y presente familiar que comenzó a operar en el mercado hace ya más de cincuenta años. Entró por la puerta del diseño propio, desarrollo, fabricación y distribución de "aerogeneradores de pequeña y mediana potencia", labor que continúa desarrollando hoy y a la que ha añadido a lo largo de los últimos diez años la de distribución de "soluciones energéticas sostenibles que contribuyen a un futuro más verde y autosuficiente".
La empresa fue fundada por Juan Bornay en 1970 en Castalla (Alicante), con la misión de "llevar energía a donde no la hay". Bornay diseña y fabrica sus máquinas en España al 100%, en un centro de producción (con departamento propio de I+D+i), situado en la propia Castalla. El centro ha sido diseñado por cierto con arreglo a los principios de la arquitectura bioclimática y se abastece únicamente de energías renovables. Bornay pues fabrica y es también distribuidora de gamas de productos relacionados.
En la actualidad, sus instalaciones están presentes en más de 80 países.